Tastyfridays Outside: Restaurante Navaja

Hacía mucho tiempo que tenía ganas de visitar este lugar. Navaja ha dado que hablar desde su inauguración debe hacer un año más o menos. Yo por lo que había visto y leído, deduje que había que dejar pasar un poco el aluvión de visitas y la fama que obtuvo desde sus comienzos. Personalmente no me mata ser la primera en conocer un restaurante que se ha puesto de moda. Es más, alguna vez me ha pasado que después de dejar pasar un tiempo e intentar ir, o ya no me llamaba nada, o incluso alguno había cerrado. Navaja seguía en mi mente, mes tras mes, y yo intuía que lo que se cocía allí dentro no tenía desperdicio. Hace unas semanas llegó mi oportunidad. Mi intuición, como siempre, no me la jugó. Si tuviera que resumir la experiencia en una palabra sería "Genial".

Navaja es un restaurante gallego, pero no gallego al uso, gallego con mezcla peruana y asiática. Así que si buscas sabores tradicionales, no vayas. Bueno búscalos en otro y vete a Navaja a disfrutar su fusión. Vete a Navaja a abrirte la mente. Vete a Navaja a notar que tienes paladar. Vete a Navaja a subir, a bajar, y a canallear.

Lo primero que os tengo que contar es que a Navaja se va sin reserva y el comedor tiene pocas mesas. En la zona de la entrada hay un primer espacio con una mesa corrida, un pequeño espacio de barra además de las zonas de apoyo con barra que dan las paredes con sus correspondientes sillas altas. Así que hay que ir y probar suerte.

La carta no es muy extensa, pero aún así te costará elegir. Una camarera con acento gallego y mucho desparpajo te la venderá tan bien y con tanta pasión que os lo pondrá difícil. Dejaros aconsejar y no os defraudará.

Entre los platos que probamos estaban las navajas, no podían faltar. Polvo de cacahuete, habanero y leche de tigre son algunos de los sabores que dan un punto muy diferente a este molusco.



Tampoco nos pudimos resistir al aguachile black tiger, entre Méjico y Perú. O al Hamachi con maracuyá, cuando los recuerdo se me hace la boca agua.



Los baos de presa ibérica y los de cangrejo de concha blanda no nos bajaron de la montaña rusa de sabores en la que nos habíamos subido.


Y como broche final el Tom Pay, un postre con obleas chinas y crema de limón entre otros ingredientes que está impresionante.



Una aventura culinaria os espera en Navaja, no os la perdáis.

Restaurante Navaja
Calle Valverde 42
Madrid



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