Toma Tomate

Había dejado pendiente con la receta del Bacalao, de hablaros de este fantástico alimento que es el tomate. Existen unas sustancias bioactivas que están presentes en los alimentos de origen vegetal que se llaman fitoquímicos.

¿Qué hacen estás sustancias?
Pues no tienen una función nutricional clásica pero tienen un gran impacto en nuestra salud, ya que nos ayudan a prevenir ciertas enfermedades, muy extendidas en nuestra sociedad actual. Y también son responsables de minimizar los impactos ambientales negativos sobre nuestro cuerpo.
Los beneficios de consumir dietas ricas en alimentos de origen vegetal están más que probados, no se trata de comer sólo vegetales, pero es que desafortunadamente nuestras dietas se quedan muchas veces cortas en lo que a frutas y verduras se refieren.
Pues bien uno de los reyes entre los fitoquímicos por su elevada capacidad antioxidantes es el licopeno. Y, ¿dónde está la superfuente de licopeno en nuestra dieta? En el TOMATE. También hay otras, como la sandía, la guayaba, la papaya o el pomelo rosado. Si bien estos últimos los consumimos en menor medida o por la estacionalidad, o por que no son tan comunes en nuestra dieta. Así el 80% del licopeno que consumimos proviene de nuestro amigo Tomate. Y parece ser que si es cocinado mejor, porque aumenta su absorción.

¿De qué nos protege?
El licopeno puede ser un fantástico aliado frente a determinados tipos de cáncer. Próstata, cervix, mama, pulmón, faringe, esófago, estómago, páncreas, colon y recto. Nada más y nada menos.
La relación más estudiada ha sido la del licopeno y el cáncer de próstata. Diversos estudios constatan que el licopeno no solo podría desempeñar una función importante en la prevención sino también en la terapia, una vez el tumor ya ha aparecido. Aunque los estudios parecen muy prometedores, también es verdad, que es necesario que se hagan más para ser concluyentes.

También existe relación entre la enfermedad coronaria y el licopeno. Así las personas que presentan unos niveles más altos de licopeno en su tejido adiposo, tienen menor riesgo de padecer infarto de miocardio. Pero esta protección no queda ahí.  Gracias a otra serie de propiedades, además de su acción antioxidante, el licopeno también actúa como vasodilatador, antitrombótico y antiinflamatorio. Y reduce los niveles de colesterol.

Después de esto creo que queda suficientemente probado que deberíamos hacerle un hueco al tomate en nuestra dieta. Aunque no creo que precisamente en España haya carencia respecto a su consumo. Es un alimento fácil de introducir, a qué niño no le gusta la salsa de tomate? Vaya al tuyo no!, pues podemos buscar otras múltiples formas de ofrecérselo.
A uno de mis monstruitos cuando tenía dos años le dio por comer tomate de ensalada. Estábamos de vacaciones y llegó un momento que se lo tenía que esconder. Al principio nos hacía gracia pero se hinchaba a tomate y no comía otra cosa. De ahí pasó a no quererlo ni ver, ¡normal!. Yo seguí ahí, un día un trocito, otro dos, otra vez uno y hoy ninguno. Las técnicas de negociación que aprendes con los enanos no te las enseñan en cualquier lugar. Y ya cuando parecía que la relación tomate-monstruito llegaba a su fin, volvió a comer tomate. Esta vez decidió que le gustaba con vinagre (antes lo tomaba solo con sal y aceite). Además teníamos premio, también quería lechuga. Ellos son así. No podemos abandonar a la primera de cambio, hay que probar de una forma, de otra, y de otra más. Debemos ir educando su paladar, para que en un futuro puedan llevar una dieta equilibrada y comer de todo.

Y que mejor forma de acabar que con una SALSA DE TOMATE?

INGREDIENTES

400g de tomate triturado, yo he utilizado de lata.
1 diente de ajo
Aceite de Oliva
Sal y pimienta
Azúcar

Echamos un poco de aceite en la sartén y cuando todavía esté frío añadimos el diente de ajo con un golpe (no hace falta que hagáis un combate con él). Cuando empiece a dorarse, echamos el tomate (ojo que salta). Salpimentamos y le quitamos la acidez con una cucharadita de azúcar.  Podéis añadir la hierba aromática que queráis, orégano, albahaca, tomillo, dependiendo de para qué la vamos a utilizar. Dejamos que se haga hasta que esté espeso, unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando.
Ya tenemos una salsa de tomate para acompañar nuestros platos, o para un sofrito de un guiso o arroz, para una pizza, para una boloñesa. Si vamos a hacer esta última, hay gente que prefiere dorar primero la carne y luego echar el tomate. O por el contrario, cuando se está haciendo el tomate, añadir la carne.
También la podemos hacer con tomates frescos, entonces lo pelamos y lo trituramos. El color quedará más claro.
Y alguna vez, pero solo de forma ocasional, podéis sustituir el aceite por mantequilla, le da otro toque.
La salsa la podemos congelar y utilizarla cuando la necesitemos.











Comentarios

  1. Yo tengo una duda, he oído que el tomate frito, entiendo q el casero, es más beneficioso q el tomate en crudo, tu sabes si esto es verdad??, gracias guapa!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahí le has dado! Justo antes de la foto de los tomates tienes la explicación. El cocinado favorece la absorción de licopeno. También la presencia de lípidos en la dieta, pero poquita grasa y buena, eh?Bss

      Eliminar
  2. Qué suerte tienen tus hijos de tener una mamá tan buena cocinera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!! Yo también tengo la suerte de tener una mamá supercocinera, y yo creo a uno de estos pequeñajos le gustará cocinar. Alguno ya apunta maneras. Bss

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares