Pasta Fresca

¿A quién no le gusta la pasta? Me arriesgo a aventurar que son pocos los que responderán que a ellos no les gusta. A unos les gustará con queso, otros la prefieren con verduras, otros con esta salsa o esta o esta otra, a otros les gustará como acompañamiento, rellena, fina, gorda, larga o corta. Porque la pasta es lo que tiene,  muchas formas de entrar en nuestra boca, así que difícil que a alguien no le guste.
Si bien es verdad que son los italianos los reyes de este ingrediente o producto tan versátil, se come de manera habitual en muchas partes del mundo. Aunque como todo lo que es oriundo de un lugar, comer pasta en Italia, es jugar en otra liga.

Ahora viene otra pregunta, ¿quién ha probado a hacer pasta fresca? Aquí seguro que no me puedo a aventurar a decir que una mayoría. Es una elaboración muy sencilla, de pocos ingredientes, pero cuando nos enfrentamos a estirarla se nos hace cuesta arriba. Yo misma, la reina de los cacharritos que tengo donde amasarla y con qué estirarla y darle forma no la hago habitualmente. Ni habitualmente ni de vez en cuando, la verdad es que la hago de año en año con un poco de suerte. Y eso que cada vez que la preparo y terminamos de comer digo, tengo que hacer la pasta más veces. 

Esta vez el motivo para hacer pasta fue la petición popular. Después de ver un programa de cocina en el que visitaban varios sitios de Italia y aparecía un buen abanico de su gastronomía, empezó la batería de peticiones/preguntas:
1. Queremos ir a Italia.
2. Mami, ¿sabes hacer la pasta fresca?
3. Me comería tres platos, mañana la haces.

Con este panorama, a ver quién se escapa. Dicho y hecho.



INGREDIENTES
(450g. de pasta aprox.)

300 g. de harina
3 huevos
1 cucharada sopera de aceite de oliva



Ponemos la harina en un bol o sobre una superficie en forma de volcán, vamos añadiendo el aceite y los huevos y mezclando y amasando hasta conseguir una masa compacta y homogénea. Si véis que después de darle un rato no se acaba de juntar y se os queda desmigada, podéis añadir un poco de agua. Tened la precaución de añadirla salpicando, de muy poco en muy poco, porque la masa se pueda volver pegajosa por exceso de agua.




Una vez que tenemos la masa lista, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera durante una hora. Podemos congelar la masa antes de estirarla, así que si os apetece preparad el doble de cantidad y congelarla envuelta en film.
Llega el momento de estirarla y para ello lo mejor es contar con la ayuda de una máquina. Dividimos la masa en 4 partes y empezamos pasándola por el mayor grosor. En la primera pasada doblamos los extremos hacia adentro para que nos quede más cuadrada y estirarla de manera más uniforme. Vamos bajando el grosor, hasta conseguir una lamina fina que dejamos reposar sobre una superficie enharinada hasta que repitamos el proceso con las siguientes.



Ponemos el accesorio de darle forma y pasamos las láminas de pasta para conseguir, espaguetis, tallarines o la forma deseada. Las láminas las corto previamente en dos porque suelen ser muy largas y difíciles de manejar.

Si no tenéis máquina para estirar la pasta podéis hacerlo a rodillo, os costará dejar una lámina fina pero con paciencia lo conseguiréis, yo la primera vez que hice pasta fresca la hice así. Después para darle forma podéis doblar la masa haciendo zig zag hasta conseguir un rollito estrecho. Después, con un cuchillo, vais cortando rodajas del ancho que queráis, que al estirarlas se convertirán en tiras de pasta.

Cuando tengáis los espaguetis procurad dejarlos estirado sobre una superficie enharinada para que no se hagan un pegote entre todos. Yo utilizo los respaldos de las sillas para colgarlos o los estiro encima de la mesa de pocos en pocos.

Cocerlos nos llevará dos minutos a partir de que hierva el agua.
Ya tenemos la pasta lista para comérnosla de las mil maneras en las que se puede preparar, aquí no ha quedado ni un tallarín.


¡Espero que os guste y que les guste!





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