Migas Nikkei

Hoy os propongo un viaje por varios sitios del mundo sin salir de casa y bocado a bocado. Es un viaje cargado de sabor, sabores de algunos lugares que todavía no conozco físicamente y que están en mi lista de pendientes en parte por su gastronomía, que me encanta.

El viaje sale de nuestro país gracias a un plato de los de siempre de nuestra cocina tradicional, las migas. Un plato sencillo y a la vez riquísimo que lleva en nuestras cocinas muchos años. Años también es lo que lleva la cocina nikkei instaurada en Perú, un mestizaje que se inició hace mucho tiempo cuando los japoneses desembarcaron en allí y empezaron a fusionar sus ingredientes y cortes, por ejemplo de pescado, con los ingredientes y platos locales. El resultado fueron sabores geniales que podemos disfrutar hoy en día en muchas partes del mundo y que siguen enriqueciéndose gracias a grandes chefs.


Volviendo a mis migas, alguien en esta casa llevaba mucho tiempo pidiéndome migas y yo quería hacer un plato diferente para presentarme a un concurso de cocina de Lacor Menaje en el que puedo ganar una experiencia maravillosa e irme al País Vasco a "gastronomiquear" unos días.
Con mis dos objetivos en mente y dejando que mi cabeza se fuera un ratito a explorar sabores del mundo que pudieran encajar en mi plato de migas, salió este plato muy diferente y sabroso. Una receta de aquí, llena de matices de allá y de más allá.

¿Os la cuento?

INGREDIENTES
(2pax)
100g de pan del día anterior cortado en trocitos
60g. de chorizo
40g. de pimiento rojo
70g. de tocino o panceta
100g. de salsa de soja
1/2 cucharadita de las de postre de azúcar
2 cucharadas de  pasta de ají amarillo
Ají Panca en polvo
5 lichis
5 Physalis
Aceite de oliva

Cortamos la panceta en tiras y la sofreímos en un poco de aceite de oliva. Incorporamos la soja y el azúcar y dejamos 5' a fuego lento.
En otra sartén, sofreímos el pimiento cortado en cuadraditos pequeños, damos unas vueltas y añadimos también en dados el chorizo. Echamos el pan y damos vueltas para que se vaya empapando y friendo. Incorporamos la panceta con un poco de la soja que haya quedado, cuidado que no sea mucha que haréis una sopa. Espolvoreamos un poquito de ají panca y probamos para ver si nuestro nivel de picante lo aguanta bien. Probamos como están de sal, ya que al llevar la soja puede que no necesiten, yo no les eché sal.



Para terminar nuestro plato, ponemos una base de pasta de ají amarillo, las migas por encima y repartimos los physalis si son pequeñitos enteros y los lichis partidos en dos.

Llega la hora del primer bocado, cerrad los ojos y disfrutad del viaje.


¡Espero que os guste!




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